Fotografía: Sueño, Deseo o Pesadilla /4. MMISTICOO. http://www.flickr.com/photos/_mistico_/382830253/
Recordó la oración que decía cuando niño cada vez que iba a dormir; ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, porque si no, yo me perdería. Deseó colocar su cuerpo como lo hacía en el útero de su madre, y darle la espalda a la pared roñosa que había marcado sus días. Las piernas rozaron el frío de la cama, la almohada se enraizó en el cabello bruno, lacio.
―Por favor ¿pueden apagar la luz?
Ojos vacíos y fríos velan su sueño, palpan sus brazos, hincan su vena. La noche se ciñe a su cuerpo. Los párpados ahogan su mirada. Desvencijado cede, lento se distiende. Un ligero sobresalto, se estremece, la pierna se contrae, el sueño se restablece; oscuro, profundo. Huye el consiente en el río que baña las orillas del tiempo, ahora infinito.
Con los brazos abiertos corre hacia el mar, las olas golpean el pecho y se abraza con sus hijos; rostros ásperos, secos, ríen a carcajadas, y una voz sutil lo llama, la mano acaricia su nuca y peina la melena viéndose entre sábanas floreadas, amordazado por los pechos turgentes de su amante; en ese instante, cuando las piernas se asen a su cadera, resbalan; el vacío irrumpe en el vientre al desplomarse por un abismo sin fin, acompañado de cuerpos desmembrados de mujeres violáceas que con sus bocas azules y dedos afilados, desgarran la piel de sus manos y envainan en su corazón.
Exhaló profundo.
Tres y quince de la madrugada, la sentencia se ha cumplido.