sábado, 14 de junio de 2008

Entre la tiza y la pared

Fotografía: CRB002651. ROBERTO D ANGELO http://www.flickr.com/photos/roberdan/64881684/

Llevo el peso de su mirada a mis espaldas, la pregunta suplicante rompe en el acantilado de mis sentimientos. El resultado positivo de compatibilidad en la prueba médica, tomar una decisión que evado, hacen el tiempo pesado. Mi punto de vista, suspendido, domina el salón en todas sus direcciones. Este espacio es diferente al de semanas atrás. Ojos en blanco y negro, enmarcados, colgados en las paredes posan sobre mí sus miradas agudas, vigilantes, pendientes de una respuesta. ¿Por qué he de desafiar mi naturaleza humana?

Tengo que ir al mercado, la nevera está vacía, para mañana no hay nada con que hacer almuerzo.
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Esta mesa de madera es simétrica, dieciocho sillas la bordean, hay armonía, equilibrio ¿Por qué he de perder mi simetría? Ella es la perfección de lo humano y lo divino. Estos seis planos que me rodean me comprimen y un globo inflado en el pecho ahoga mis pensamientos, mi vida. Volteo a mi izquierda y allí está el pizarrón blanco, lo recuerdo a él, mi amigo, en el colegio, parado frente a la superficie verde, cansada, con la tiza en la mano haciendo un ejercicio de simetría matemática:

1x8+1=9
12x8+2=98
123x8+3=987
1234x8+4=9876
12345x8+5=98765
123456x8+6=987654
1234567x8+7=9876543
12345678x8+8=98765432
123456789 x 8+9=987654321
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Miro al techo en busca de alivio, mitigando mi duda. Las luces blancas, de neón, ondulan en frecuencias idénticas, complementarias una de la otra, se necesitan. Mi cuerpo es un conjunto perfecto creado por el universo. ¿Tengo la potestad de mutilarlo?, ¿me dolerá?, ¿podré vivir en paz sin parte de el?

Mañana voy a buscar a Vinicio José, le prometí llevarlo al cine. Está grande, como ha crecido, que bello.

Oigo al ponente, pausado, lento. ¿Será tan elemental como quitar la pantalla de proyección de esta sala, o retirar la alfombra gris del piso? Seguro sería más frio el salón, helaría hasta los huesos. Frio como el quirófano. ¿Orinaré más o menos?, ¿Ámbar o más claro?
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Quiero tomarme un café.

Escucho un sonido encajonado en la esquina, tocan la puerta de madera. Se abre y un hombre de mediana estatura, nos avisa; Son las nueve, estamos cerrando.

Podría alargar su vida, suprimir su dolor, ser un Dios.
.
Tengo que echar gasolina y ya es tarde.

Salgo de último, pulso el interruptor de la luz. El salón quedó a oscuras, mañana será otro día.

5 comentarios:

Lena yau dijo...

Buen texto, Fran!

Muy íntimo...de caminata interior...

Impacta el silencio.

Un abrazo

Ileana Hernández G. dijo...

Leído así en la intimidad de mi casa, frente a mi PC, lo he asimilado mejor que cuando lo leiste en clases. Un buen texto que además cumplió a cabalidad con la tarea señalada y nos dio la posibilidad de seguir adentrandonos en ese mundo interior que tienes , y que sabes expresar muy bien.

mariadelccanto dijo...

me encanta este texto. Ahora sin el partenón, me parce que está redondo. Felicidades. se ve que estás satisfecho!! Ah y feliz día del padre!

PIER dijo...

Me ha gustado..
es muy personal..
me encanta esta entrega en cada palabra..
que estes bien.
te dejo abrazos.

Gilberto dijo...

Como me gustan tus relatos. Vaya formar de ver a un profe, eres genial.